Retomar el Oriente y Sanar: Un Trabajo Político / Una entrevista con Carmen Alvarez Medrano

Retomar el Oriente y Sanar: Un Trabajo Político / Una entrevista con Carmen Alvarez Medrano

«Creo que nosotros lamentablemente siempre estamos pensando en el norte y siempre decimos, perdimos el norte, y en realidad lo que necesitamos es recuperar nuestro oriente ¿por qué nuestro oriente? porque a nosotros como pueblos, nos guía el sol» Carmen Alvarez Medrano

 

Cuarto proyecto audiovisual en coproducción con Azacuán (Texto Audiovisual) del espacio Conocimientos de nuestra plataforma.

Desde Guatemala y a través de nuestro compañero Juan Pablo Sic, realizamos una entrevista a Carmen Alvarez Medrano, mujer K’iche’ comprometida en procesos de sanación y cuidado de la vida, como una Red al servicio de todas y todos.

En esta ocasión nos acercamos a Carmen para conversar sobre el momento político que estamos atravesando como personas y como sociedad, tanto local como globalmente. Sin embargo, decidimos acudir a Carmen porque queríamos hacer esta reflexión desde otra perspectiva, una perspectiva que incorporara otro tipo de elementos y narrativas en el análisis político, elementos más cercanos a la cotidianidad de nuestras vidas, a la naturaleza, a la tierra, al cuerpo. Y narrativas más sensibles que racionales, que nos incentivaran a aproximarnos a la realidad desde otros entendimientos, como el amor, el sanar, el cuido, la creatividad y la alegría, los cuales muchos de ellos nos solo han sido relegados, sino que inferiorizados por el imaginario tradicional y dominante de lo político y la política.

Es así, que les compartimos este material, con la intención de que no solo nos abrace y fortalezca como personas, sino que nutra y aporte a nuestras luchas sociales y políticas por una vida más digna y alegre.

Anotaciones al proceso por Juan Pablo Sic:

Escuchar a Carmen Álvarez, sobre recuperar nuestro Oriente, para cambiar la mirada que tenemos sobre la realidad y las oportunidades que implica dejar de ver al Norte (geográfica y epistémicamente) como único horizonte posible y valido, me invitó a mirar hacia mi historia, sus aprendizajes, experiencias familiares y colectivas, las cuales me han rodeado y que a través del tiempo y los procesos de desaprendizaje he entendido y valorado más.

Por eso, quiero ofrecer las siguientes anotaciones al proceso de realización de esta entrevista y de algunas memorias que conecté para realizar esta tarea tan necesaria de Retomar el Oriente y Sanar como parte de nuestro trabajo político.

La Alienación -Maj ojtachik-

La reflexión sobre la alienación, que pensada en K’iche´ se nombra Maj ojtachik y que quiere decir (de forma simplificada) “Ya no somos nosotros”, evidencia ese desarraigo hacía lo propio que hemos sufrido como personas individuales y colectivas. Lo cual implica, según Carmen, una necesidad de recuperar, de retomar, volver a ver lo nuestro, el “Oriente”, es decir, hacer una mirada desde la identidad, Maya en este caso, desde su cosmovisión y su entendimiento de la vida como una red, diversa y compleja en elementos y de la cual somos parte, como un “hilo”. Sin embargo, algo imprescindible es que esta mirada debe realizarse fuera del complejo de “inferioridad” y “atraso”, como nos lo han hecho creer, dolorosamente, los procesos históricos de violencia colonial.

Esta reflexión, hizo preguntarme ¿cuándo pasó en mí ese momento de alienación, ese Maj ojtachik?

“Dejamos de pensar en K´iche´” ha sido algo que hemos hablado recurrentemente con mi hermana, como un arrebato, el cual hemos percibido no únicamente en la forma de pensar y entender, sino también, en la forma de sentir. Situación que, personalmente y como hombre, veo reforzada al no portar una indumentaria Maya, como un elemento cargado de profundos significados de pertenencia identitaria, pero según me enteré indagando, también cargado de significados de autocuidado, un tema urgente en la discusión de lo masculino. Hasta ahora conecto la pérdida de estas prácticas con la Alienación.

Así también, esta reflexión me hizo aproximarme a ese Maj ojtachik desde la violencia, no solo desde la perdida, sino como mencione arriba, desde el arrebato y por lo tanto entender que somos cuerpos (individuales y colectivos) atravesados por procesos de violencia y dolor. Y conscientes de ello o no, se vuelve parte de nosotros y nuestros sentires propios, o como expresa Carmen, la violencia se vuelve parte de nuestra fisiología. Y como esa violencia se ve reflejada en nuestra cotidianidad, desde lo personal a lo colectivo, donde muchas veces priva el enojo y la rabia, negando la posibilidad de realizar cambios desde procesos amorosos y de cuidado.

Es entonces acá, donde radica la importancia de hacer esta mirada desde lo nuestro, desde el Oriente, como ese primer gran paso para reconocer las heridas generadas por la violencia, sanarlas y volver a encontrarnos en el camino político de nuestras luchas.

Sanar y el trabajo de cuidar y crear -Le chak Patan-

Algo que me parece fundamental en estos momentos políticos, es como las múltiples heridas resultantes de los procesos de violencia, personal y sistémica, mutilan nuestro sentir, o como menciona Carmen, es tan dolorosa la realidad, que preferimos mejor no sentir. Es así, que frente a este grave flagelo, ella nos propone el Trabajo Terapéutico como una estrategia para recuperar nuestros sentires negados por el dolor.

Y ¿Qué implica este trabajo terapéutico? En primer lugar, implica Sanar, asumir prácticas de sanación personal y sistémica. En segundo lugar, Cuidar, ejercer trabajos de cuidado hacia la vida en general, lo cual también implica trabajos de autocuidado y algo que me pareció muy importante, recuperar el valor del trabajo para la vida -Le chak Patan- que son los trabajos en el ámbito de lo cotidiano, inferiorizados por la concepción desarrollista occidental, pero que sostienen nuestra vida cotidiana. Y, en tercer lugar, Crear, generar trabajo creativo para alimentar la sensibilidad y la alegría.

En este sentido, creo muy valioso resaltar la importancia de permitirnos crear, pero desde nuestros sentires y propósitos, siendo de esta forma como vinculo y valoro mi experiencia con Divergencia Colectiva, como un proceso creativo-colectivo que surge de nuestro sentir y entender la realidad política.

Conectarnos con la red de la vida

Por último, me parece fundamental entender la vida como una red, porque parafraseando a Carmen, conectarnos con la Red de la Vida y asumirnos como un eslabón más de dicha red, nos enseña a romper y desmantelar la visión antropocéntrica y androcéntrica de la humanidad, es decir, ni las personas ni los hombres somos el centro de todo. Y, que cada uno de los elementos que conformamos dicha red, somos igual de importantes y complementarios, por lo tanto, cuidar la Red de la Vida es también autocuidado.

Así mismo, es importante resaltar que las mujeres han tenido un papel imprescindible en el cuidado de la Red de la Vida y que los hombres se han quedado rezagados en este proceso, situación que considero importante expandir en otro trabajo.

En este sentido, me parecen muy atinado finalizar con las palabras de Carmen cuando nos indica que lo que debemos hacer para construir un nuevo paradigma es retomar la vida, retomar el bienestar, retomar la alegría como bandera.

Es entonces acá, donde radica la importancia de hacer esta mirada desde lo nuestro, desde el Oriente, como ese primer gran paso para reconocer las heridas generadas por la violencia, sanarlas y volver a encontrarnos en el camino político de nuestras luchas.

Contacto Carmen Alvarez: [email protected]

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